Aunque las consideraciones
anteriores son de índole simbólico –y hasta de coincidencia- la campaña que se
realiza en gran parte del mundo para detener a Joseph Kony ha sido enfocada
especialmente en los Estados Unidos, país que actualmente colabora para detener
al sujeto que ha violado los Derechos Humanos de cientos de niños y jóvenes al
utilizarlos como soldados en un movimiento armado llamado “L.R.A”.
Para detener a Kony, dice el
documental promocional, “se necesitan la tecnología y el entrenamiento para
buscarlo en la selva”. Ellos piden la ayuda de Estados Unidos para realizar
esta misión en la región africana, pero más allá de eso, utilizan argumentos
que logran persuadir a las personas a través de la manipulación. Señala el
documental –con una manera perfectamente lograda gráficamente- que existe la
disposición americana de desplegar a sus soldados en territorio africano, pero
que “el gobierno cree que a la gente no le importa el arresto de Kony, y
entonces la misión sería cancelada”.
Esta manera de enfocar el asunto,
resulta una forma de persuasión a través del lado sentimental del espectador,
el desinformado y el ciudadano común, que por razones obvias se conmueve por el
hecho de que niños y jóvenes son raptados para matar a otras personas y que a
la par se le violan sus derechos como seres humanos libres. Aunado a esto, muchos
coinciden en que la campaña misma busca que todo el mundo haga conocer a Joseph
Kony para así lograr que el gobierno de Estados Unidos siga tras su búsqueda
antes de terminar el año 2012, que además resulta ser un año electoral en ese país. Sin embargo, los
seguidores de esta propuesta consideran que el fin único de esta campaña está
enfocado en la ayuda humanitaria.
Estados Unidos como potencia mundial
siempre ha hecho ese papel de “policía del mundo”, como lo describen algunos
autores. Solo basta con recordar a lo largo de la historia su postura en la
Guerra Fría (1945-1989) cuando se disputaba con la disuelta Unión Soviética el
poder del mundo entero, y más contemporáneamente su postura en los conflictos
internacionales en los que intervienen sus tropas militares. Tanto es el
reconocimiento del poder de esta nación, que en el mismo documental se deja de
un lado por un momento los niños afectados para hacer declaraciones persuasivas
que mienten al decir, por ejemplo, que esta es la “primera vez en la historia que los Estados
Unidos tomó esa clase de medidas porque la gente lo exigía no para auto
defenderse sino porque era lo correcto”. Si se tiene una visión histórica no
sería difícil detectar que no es la primera vez que este país interviene en una
problemática de otra Nación. Habría que recordar la ayuda logística a Irán para
oponerse a una insurrección a petición de este país en 1970, y más
recientemente la intervención en Libia en 2011 contra la revuelta en ese país,
solo por citar dos ejemplos.
A lo largo del documental se sigue
reforzando la tesis planteada anteriormente. Según una notificación de fecha 2
de diciembre de 2011 –se dice- Kony se enteró del plan de Estados Unidos y
decidió cambiar sus tácticas para evitar su captura “ahora que el gran poder
está detrás de él”. Cierta o no esta información, pareciera ser evidente el fin
comunicativo de esta última frase. Uno de los objetivos de esta campaña –aparte
de ayudar a la comunidad africana- está relacionado con posicionar la figura de
Estados Unidos como único salvador, y al resto de la población –los seguidores
de esta propuesta- como personas que apoyen al gobierno de Estados Unidos para
que siga en la búsqueda de Kony, en otras palabras, pareciera que se tratase de
una divulgación política que arropa lo humanitario de Kony 2012.
En resumen, pareciera que en el
fondo se está dejando de un lado el aspecto humano – ese sentimiento que causa
en las personas que niños y niñas estén
siendo usados por un hombre despiadado- por el lado propagandístico y político
del asunto. Se quiere demostrar al mundo
entero que se debe dar a conocer a
Joseph Kony para que las fuerzas de Estados Unidos sigan en pie con esta misión
de búsqueda y captura, cuando el deber ser, lo humanitario, lo ético y político
del asunto, debería ser la prestación de ayuda sin esperar un reconocimiento o
especie de ovación por la comunidad mundial.
Muy muy muy cierto. De acuerdo contigo
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