Las actualizaciones de la gente son
tan frecuentes en mi pin, que a veces, pienso que la causa de la descarga de batería
de mi teléfono se debe al asterisco rojo que aparece cada vez que alguien
actualiza con algunas cosas como las que presento a continuación: “en el médico”,
“Viste, mi loca, no me diste torta”, “quiero que me regalen un chocolate”, “jajajaja
qué triste mi vida”, “vistiéndome :$”, “tu envidia alimenta mi ego”… y para
usted de contar.
Voy a lo
legal. Cada quien está en su derecho de
hacer lo que quiera con su vida y con los aparatos electrónicos que forman parte
de la misma. El derecho a la libertad, por ejemplo, ampara eso. Pero en este caso,
lo mío no es culpar ni burlar a nadie, es simplemente buscar detrás del
consciente humano el porqué de las actualizaciones tan repetitivas de algunos
contactos del Messenger de blackberry. Y es que si el pin fuera Facebook se habría
colapsado de tantas fotos de perfil, y si fuera un diario –por favor, ahora eso
se llama Twitter- no quedaría espacio ni para media palabra.
Según dos de mis entrevistados, además dos de
los que más actualizan de mis contactos, sus publicaciones se deben a impulsos
inconscientes, a la costumbre de estar actualiza que te actualiza todos los días,
pero más curioso aún, es que lo hacen para “llamar la atención” ¿Y no se
controlan? Ambos coinciden en que tratan pero a veces les provoca.
Quedémonos con la idea de que es algo
inconsciente, que lo hacen por mera costumbre y porque quieren “llamar la atención”.
Pero si nos enfocamos un poco ante esa necesidad de hacerse notar, en este caso
vía la tecnología celular, estaríamos hablando del “trastorno histriónico de la
personalidad” que es, según Wikipedia –que todo lo sabe- “un trastorno de la personalidad del grupo B
(desórdenes dramáticos, emocionales, o erráticos) que lo padecen personas que siguen
un patrón general de excesiva emotividad y búsqueda de atención”. Pero no es
para alarmarse, es simplemente una tesis.
Mostrar una expresión emocional
superficial y rápidamente cambiante, usar permanentemente el aspecto físico
para llamar la atención sobre sí mismo, y mostrar auto-dramatización,
teatralidad y exagerada expresión emocional, son algunas de las características
de este desorden. Y si se hace un poco indigerible, veámoslo con ejemplos.
Todos tenemos un contacto en el pin que
actualiza a las 8:51p.m. “Feeeeeliiiiz :D”, y a los pocos minutos –a los ocho
minutos exactamente- vuelve a actualizar, esta vez con esta expresión “L”.
Infaltable es el contacto, típicamente femenino,
que actualiza una foto donde lo menos que se ve es su cara –y lo que menos importa
es su cara. Sí que llama la atención, pero poniéndole seriedad al asunto, es histriónica.
Y por último, es típico también el contacto
que vive afectado, triste, solo, sin pareja… Y todos esos estados emocionales
se reflejan con íconos.
Miremos pal
´otro lado. Aunque existe
gente que actualiza “#rumbeeeeando”, “nooo estooooyyy”, “no me molesteeeeen”, “elimino
al próximo que me escriba”, también existe gente como mis otros dos
entrevistados que rechazan totalmente las actualizaciones consecutivas. A
ellos, no les gusta que todos sus contactos estén enterados de lo que hacen y
de cómo se sienten. Según ellos, es de mal gusto encontrarse cada vez que ven
las actualizaciones con un drama diferente.
Van dos
cuartillas, ¡para, Jorge! He llegado a
la conclusión de que el ser humano actualmente tiene una necesidad grandísima de
hacerse notar ante los demás, de hasta inventarse un estado anímico para llamar
la atención. Pero, ¿y si no son todos?, ¿si
son simplemente algunos los que actualizan treinta veces al día, y treinta y dos
en la noche? Habría que pensarlo porque no está fácil esta situación, no está.
Moraleja: Terminando de leer que una de mis
entrevistadas me decía “voy a tratar de no actualizar tanto”, instantáneamente había
actualizado “Claro y raspao´ Jorge Agobian”. Repito, no está fácil.
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