Se va el 2012, se va, se va...
Atrás quedarán recuerdos que se convertirán en
hojas pálidas, arrugadas, hediondas a rincones enmarañados. Son momentos,
fotografías que solo son intactas en papel. Son también risas y lágrimas
turbias, llantos silenciosos o alegrías disimuladas. Metas, planetas alrededor
del sol, girando, no manteniendo calma.
Se va el 2012, que no fue malo. No lo fue. Viene
un año prometedor, ansioso de sorprender. Un nuevo año en el que habrá viajes a
lugares remotos, visitas imprevistas, regalos, llantos, rabias testarudas y
abrazos fuertes. Habrá de todo, pero sólo quiero que haya algo: salud y
tranquilidad, dos palabras de lugar común. Solo deseo que el amanecer
del año nuevo llene corazones insalubres de fe, y que en cada sonrisa se
siembre la felicidad mayor, la vida plena.
Feliz año
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