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viernes, 7 de junio de 2013

Secuestraron a Alma Máter


“¡Secuestraron a Alma Máter!”, grita alguien entre el bullicio y el despilfarro de energía: gritos y lamentos, groserías y decepciones. “Es verdad, la secuestraron”, confirma un amigo cercano que ha comido las tres papas a su lado durante cuatro años. Un señor, que ya cuadruplicó más de 10 años de vida, reconfirmó la noticia. “La suma que piden es gigante, inalcanzable”, dijo apenado. Como en todo secuestro, muchas manos pudieran estar involucradas en el acto. Se sospecha de varias, ocultas y enmarañadas. 

Ha pasado un día. El olor a grama recién cortada se siente pero se extraña al mismo tiempo. El tic tac del enorme reloj que acostumbraba lucir no se escucha. Es como si algo dijera a gritos que Alma Máter está muriendo, aunque ya llamaron los bandidos, los secuestradores. “¡¡Pero ¿quién la secuestró?!!, gritó una señora –pelo corto, cara larga- desesperada, negada a creer en la realidad.

Entre electrocardiógrafos y voces de gente enferma, se escuchó el latir de lo único que pudiese estar funcionándole a Alma Máter: el servicio hospitalario, esas ganas de ayudar a los enfermos aunque sus recursos son escasos.

47 mil 593 jóvenes la extrañan. Otros 8 mil 710 claman por verla de nuevo, pero no tienen cómo pagar el rescate. Más bien la desaparecida y ultrajada, les debe a ellos. La solución es el dinero, siempre será el dinero. A veces será el pago y el beneficio.

No todos brindan apoyo ¿Quiénes son los familiares? ¿A quién le duele su desaparición? Nadie llora pero todos lo lamentan. Se esperan llamadas, correos electrónicos, mensajes de texto, información en los medios...

─ Nada, nada que se comunican.

Se seguirá esperando con el temor de que se la lleven a donde solo hay sombras. Si eso llegara a pasar, ya nada sería igual: las sombras vencerían a la casa. Alma máter habría muerto.

De repente suena el teléfono. Inesperada llamada. Temblores de manos y sudor mortificado. “No vamos a negociar, Alma Máter está muy bien con nosotros”. Colgaron el teléfono. Alguien se secó una lágrima y dijo: “la lucha es luchando, Alma Máter está muy joven y no puede morir”. 

Ya algunos empezaron a luchar

Misma temática, otra entrada 

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