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viernes, 14 de octubre de 2011

¡Arriba el cine venezolano!

Cada vez que voy al cine y veo una película venezolana siento alta emoción. Confieso abiertamente que últimamente me han gustado las producciones criollas, y –aunque usted no lo crea- me he vuelto fan de esas películas en las que la realidad venezolana está muy marcada.

Muchas personas denigran nuestras películas venezolanas simplemente porque lo que muestran “es puro malandro y plomo”. Pero ¿Qué hacemos si ese es el reflejo de parte de nuestra sociedad? Yo no lo sabía, pero en una de mis clases de cine en la Facultad de Humanidades y Educacion de la Universidad Central de Venezuela, Alejandro Bellame, director de la película “El rumor de las piedras”, nos explicó el por qué de la temática callejera, la del barrio y los malandros en las producciones venezolanas.

“Cada país tiene sus temas” enfatizó Bellame junto a los protagonistas de la película: Delia (Rossana Fernández) y Willian (Christian González). El cineasta y comunicador social Alejandro Bellame expresó que en Venezuela ese es el tema porque es lo que vive la sociedad, es el día a día en las zonas más pobres del país. Mientras que Christian –actor y estudiante de cine en Argentina- reflexionó acerca de la temática antigua de las películas italianas, donde ese era el tema: lo miserable de la pobreza, la vida de los más pobres y la guerra.

Cierto o no todo esto, las películas criollas que mas hacen taquilla son precisamente en las que la violencia y la vida callejera en los barrios se manifiestan, así lo aseguró Bellame.

Ya yo vi la película y quedé con las ganas de volverla a ver. Es una historia muy real, te sientes dentro de ella, te humanizas y te hace reflexionar. iEs algo que pasa todos los dias en nuestros país señores! El cine venezolano no puede seguir siendo denigrado. Tenemos que apoyar a nuestros cineastas, a nuestros actores y a todas las personas que detrás de las cámaras hacen posible una producción venezolana digna de ser galardonada –como así es- a premios del cine internacional.

Les invito a ver el trailer de la película "El rumor de las piedras", y que vayan a las salas de cine a ver esta excelente película. ¡Arriba el cine venezolano!

sábado, 1 de octubre de 2011

Etcétera, etc, etc...

Despertador, cama sin arreglar, calentador encendido, ducha abierta, cepillo de dientes, pantalón y camisa, arepa con carne molida y queso, llaves, ascensor, calle... Ese puede ser el principio de un día común en mi vida, de lunes a viernes, por supuesto. En las mañanas uno siempre se despierta como si estuviera en una escuela militar. Todo lo haces corriendo cuando tienes que salir temprano, como si huyeras de algo, como si alguien te persiguiera.

Lo cierto es que la dinámica de vivir en Caracas resulta ser arrolladora para quien no está acostumbrado, pero a la larga –muy a la larga- disfrutas de ella. Si, disfrutar, porque muy personalmente me causa gracia ver todas las cosas que a diario uno puede observar en la Gran Caracas.

Mujer con el pelo fucsia, hombre con hojas de laurel en las orejas, santeros con pulseras de piedras de colores, niños llorando, niños eléctricos, gente que pelea, la estación “Plaza Venezuela”, la transferencia de la línea tres, los empujones, el aire frío, la UCV, los perros, el hombre que reza en el medio del sol, el señor que trota, la que va llorando…

Y eso es sólo en las primeras dos horas del día. Cuando llego a la Escuela de Comunicación Social: la saludadera, el libro de historia, las guías para mañana, ayer en la noche, el periódico, los neuróticos, la puerta principal, las escaleras, salón C1, la espera, la profesora, la clase, el reloj, hambre de nuevo, fin de la clase, escaleras, aire libre, olor a cigarro…

Uno puede hacer millones de cosas en el día, pero siempre existe algo que marca cada momento, como cuando es medio día y me regreso a mi casa: chao a todos, Plaza Venezuela, el que vende correas, el que vende lentes, dolor en los pies, sudor, entrada al metro, dirección Palo Verde, los últimos vagones, la silla desocupada, la doñita que se monta, el otorgamiento del puesto, el hambre que ataca, el ruido del metro, las escaleras mecánicas, el autobús, el calor nuevamente, “en la parada por favor”, no puedo más, el edificio, el ascensor, la puerta de la casa, agua y jabón, etcétera, etc., etc…

*Esta nota toma aspectos de la obra “Ser” de Luis Britto García. (Recomendada)