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domingo, 29 de mayo de 2011

El 'corre corre' del aprendiz

...10:39 de la noche del sábado 28 de mayo de 2011. Dentro de pocas horas me siento en la necesidad de tener listo un artículo que publicaré en mi blog. He tenido 30 minutos creando innumerables títulos, desarrollando ideas, contextualizando y analizando que escribir acerca de un tema de interés colectivo, al parecer, tengo muchas ideas en mi mente, pero ninguna me da la entera satisfacción para poder redactar un artículo realmente interesante. Fue así como pude encontrar un tema oportuno y así comenzar a plasmar mi segundo lote de primeras palabras…

Mis ideas son vagas, vaguísimas. Cuando escribo me siento bien, pero suelo aburrirme de mi propia labia. No soy de leer largos textos porque me quedo dormido. Eso sí, estoy convencido de que escribir, analizar y comunicar ¡es lo mío! y por eso intento ser un aprendiz de ello.

Ser aprendiz para mí, aparte de ser la persona que está iniciándose en algo, es un mundo de miedos y grandes retos. El aprendiz siempre está guiado por alguien, en mi caso, sacando las clases y los buenos profesores que he tenido en la Universidad, estoy emprendiendo mi camino yo solo como escritor de cosas que alguien debería leer.

Cuando nacemos, gracias a Dios tenemos a nuestras madres que nos cuidan. Ellas en algún momento fueron aprendices, se les volvió un ‘corre corre’ todo acerca de la maternidad: que si el tetero, que el pañal, la comida y todas esas cosas que tienen que ver con ser mamá. Muchas seguramente contaron con personas que las ayudaron y realmente fueron aprendiendo de los demás, pero otras quizás se retaron a hacerlo solas, quisieron ser aprendices de sus propios actos. Así como las madres, todos solemos ser aprendices: los estudiantes definitivamente lo somos, los médicos, los abogados. Pero ¿hasta que grado ser un aprendiz de los demás?

En mi opinión, creo que no hay nada mejor que aprender de nuestros propios errores, levantarnos cuando nos caemos, y tirarnos al suelo cuando todo está mal. Sencillamente siendo aprendiz de tus propios actos creas tu criterio personal, te haces un ser humanos completo, íntegro.

No soy de los que creen que la Academia es la única forma de aprender. Claro, no estoy diciendo que no hay que creer en la educación, por supuesto que es indispensable y es la herramienta que nos hace ser profesionales, pero mas vale lo que nosotros mismos podemos crear, nuestras ideas contrastadas con las de los grandes del mundo.

De eso se trata el ‘corre corre’ del aprendiz, la etapa en la que todo es complicado y difícil de realizar. Esa etapa donde según nuestros instintos hacemos las cosas, y en realidad no sabemos si está bien o mal. Aprender solo, es lo mejor que te puede pasar, es la experiencia más gratificante que nos da la vida, porque nos formamos nosotros mismos, con nuestros propios valores y concepciones.

Al fin y al cabo, durante toda nuestra existencia vivimos el ‘corre corre’ de aprender y seguir aprendiendo.

“No te apartes totalmente del mundo, se humano, pero aprende solo”

Jorge Agobian, 29 de mayo de 2011.

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Próximo artículo, respecto al fin del mundo: “Un verdadero final”

miércoles, 25 de mayo de 2011

QUE IDIOTAS SOLEMOS SER LOS SERES HUMANOS



No tiene nada que ver con lo que algún día dijo Cantinflas en una de sus más famosas películas: “Todos damos ideas, algunos ideítas, y otros ideotas”. Va más allá de esto, y aunque en menor grado si tiene relación, la cosa es que los seres humanos solemos comportarnos como idiotas infinidades de veces.

Según lo que investigue gracias a mi amiga “Wikipedia”, la idiotez se identifica con la ignorancia y la poca culturización. Pero no todos los idiotas somos incultos, quizás muchos de nosotros podemos ser cultos pero a la vez idiotas.

Quizás del otro lado de mi computador tu me estas insultando o dudando de mi perfecto estado mental, pero espérate y lee esto. Mi teoría se basa en que los seres humanos sea cual sea su edad, creemos que nos las sabemos todas. Primer error, y primera característica de un idiota. La idea de creer que somos los papás de los helados es tan falsa como la idea de que el mundo se acababa el pasado 21 de mayo. Sabemos tanto como no sabemos nada. Nunca podemos afirmar las cosas porque resultan ser diferentes, y peor aún, creemos saber muchas cosas pero de repente aparece alguien que sabe el doble, pero que a la vez no sabe nada o desconoce cosas que nosotros dominamos. Aristóteles decía “solo sé que no sé nada”, este gran filósofo de la Grecia clásica para nosotros es un papá de los helados cualquiera, pero solo conocemos las cosas acertadas de él, quizás por eso, y con todo el respeto a sus conocimientos, el también era un gran idiota.

La segunda característica de un idiota está cada vez más latente en la sociedad actual, y sobre todo en nosotros los jóvenes. Creer que somos importantes es, además de un error la característica esencial para que compruebes que eres idiota. Hay millones de personas en el mundo, todas interactuando al mismo tiempo bajo esta dinámica social. Que tú creas que eres importante para un grupo de personas, empresa y hasta tu familia es una verdadera idiotez, porque si en realidad eres pieza importante para algo o alguien, deberían ser ellos quien lo reconozcan. Y si es así, y te hacen ver que eres importante, las ínfulas deben quedarse en su sitio, ya que realizas un mal movimiento y tu importancia se vendrá al suelo por arrogancia.

Si hay algo que no es de idiotas es la humildad, y aunque no estoy de acuerdo con muchos de sus aspectos, si eres humilde no creerás que te las sabes todas y tampoco que eres importante. Pero ¿hasta qué punto ser humilde? No es necesario vivir en la Iglesia, ni usar cosas baratas para decir que eres humilde. Simplemente tienes la capacidad de serlo cuando tu vida está desligada de la arrogancia, es decir, de cosas estúpidas.

Mi tercera apreciación acerca de lo idiota que somos los seres humanos, tiene que ver con lo que alguien llamó “prestigio”. La mano derecha del prestigio en la actualidad son las redes sociales. Creemos muchas veces que por tres o cuatro cosas que poseemos y que publicamos para que el mundo lo sepa estamos por encima de otros, y por eso nuestro “status” es superior. ¡Error! Si, las redes sociales cumplen la función de que podamos visualizar lo que otros hacen y dejan de hacer, como por ejemplo las relaciones amorosas. Pero es que el prestigio es algo que está muy lejos de lo “importante” que crees o eres para los demás. En este caso, el prestigio lo muestro como lo que nosotros mismos creamos para hacernos notar.

Los seres humanos somos idiotas, eso ya lo sé por estas y otras 15 razones más, la cuestión es que leyendo estas tres apreciaciones te des cuenta que muchas veces caemos en el juego de la idiotez haciendo estas cosas. Si al contrario, estas características no tienen que ver nada contigo ¡felicidades!, estamos progresando hacia un mundo sin idiotas; o en el caso que tu cometes todas estas acciones pero no lo haces con esa intención, entonces eres un idiota, pero un idiota más razonable.