...10:39 de la noche del sábado 28 de mayo de 2011. Dentro de pocas horas me siento en la necesidad de tener listo un artículo que publicaré en mi blog. He tenido 30 minutos creando innumerables títulos, desarrollando ideas, contextualizando y analizando que escribir acerca de un tema de interés colectivo, al parecer, tengo muchas ideas en mi mente, pero ninguna me da la entera satisfacción para poder redactar un artículo realmente interesante. Fue así como pude encontrar un tema oportuno y así comenzar a plasmar mi segundo lote de primeras palabras…
Mis ideas son vagas, vaguísimas. Cuando escribo me siento bien, pero suelo aburrirme de mi propia labia. No soy de leer largos textos porque me quedo dormido. Eso sí, estoy convencido de que escribir, analizar y comunicar ¡es lo mío! y por eso intento ser un aprendiz de ello.
Ser aprendiz para mí, aparte de ser la persona que está iniciándose en algo, es un mundo de miedos y grandes retos. El aprendiz siempre está guiado por alguien, en mi caso, sacando las clases y los buenos profesores que he tenido en la Universidad, estoy emprendiendo mi camino yo solo como escritor de cosas que alguien debería leer.
Cuando nacemos, gracias a Dios tenemos a nuestras madres que nos cuidan. Ellas en algún momento fueron aprendices, se les volvió un ‘corre corre’ todo acerca de la maternidad: que si el tetero, que el pañal, la comida y todas esas cosas que tienen que ver con ser mamá. Muchas seguramente contaron con personas que las ayudaron y realmente fueron aprendiendo de los demás, pero otras quizás se retaron a hacerlo solas, quisieron ser aprendices de sus propios actos. Así como las madres, todos solemos ser aprendices: los estudiantes definitivamente lo somos, los médicos, los abogados. Pero ¿hasta que grado ser un aprendiz de los demás?
En mi opinión, creo que no hay nada mejor que aprender de nuestros propios errores, levantarnos cuando nos caemos, y tirarnos al suelo cuando todo está mal. Sencillamente siendo aprendiz de tus propios actos creas tu criterio personal, te haces un ser humanos completo, íntegro.
No soy de los que creen que la Academia es la única forma de aprender. Claro, no estoy diciendo que no hay que creer en la educación, por supuesto que es indispensable y es la herramienta que nos hace ser profesionales, pero mas vale lo que nosotros mismos podemos crear, nuestras ideas contrastadas con las de los grandes del mundo.
De eso se trata el ‘corre corre’ del aprendiz, la etapa en la que todo es complicado y difícil de realizar. Esa etapa donde según nuestros instintos hacemos las cosas, y en realidad no sabemos si está bien o mal. Aprender solo, es lo mejor que te puede pasar, es la experiencia más gratificante que nos da la vida, porque nos formamos nosotros mismos, con nuestros propios valores y concepciones.
Al fin y al cabo, durante toda nuestra existencia vivimos el ‘corre corre’ de aprender y seguir aprendiendo.
“No te apartes totalmente del mundo, se humano, pero aprende solo”
Jorge Agobian, 29 de mayo de 2011.
---
Próximo artículo, respecto al fin del mundo: “Un verdadero final”