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lunes, 18 de agosto de 2014

Divisas estudiantiles son una lotería de pocos ganadores


Adriana Tabares debió haber tomado el pasado lunes el avión que la llevaría a estudiar inglés en Atlanta, Estados Unidos, pero no lo hizo. Hasta el viernes antes de su viaje estuvo esperando, con los dedos cruzados, que el Cencoex, anteriormente Cavidi, le enviara el correo de aprobación de las divisas que solicitó en mayo de este año. Pero no recibió nada y aún sigue sin obtener respuesta.

La joven es una de las tantas personas que visitan cada mes, e incluso cada 15 días, la sede el Cencoex en Caracas para pedir información sobre el estatus de sus solicitudes. Allí se encuentra con otros muchachos y padres que cargan en sus manos carpetas que denotan en el membrete “Solicitud de Estudiantes”.

Adriana se identifica, espera su turno y luego es atendida por un funcionario del organismo que le dirá: “Ahorita están analizando las solicitudes recibidas del 1 al 15 de mayo, la tuya es del 23”. Solo después le pide paciencia, cuenta la estudiante con cierta pereza.

El proceso de aprobación de las solicitudes para estudiantes por parte del Cencoex se está demorando más de dos meses. Esa situación se viene registrando desde enero de este año y es atípica con relación al año pasado, e incluso dos o tres años atrás cuando Cadivi tardaba solo 10 días para informar sobre la aprobación y liquidación de las divisas.

Ahora los estudiantes pasan más de dos meses con la incertidumbre de no saber sobre el estatus de sus solicitudes, contrario también a años anteriores, cuando el organismo informaba a través de correos electrónicos desde el preciso momento en el que el solicitante presentaba las carpetas en el banco, hasta el último anhelado estatus: “Diríjase a su entidad financiera para realizar el proceso de liquidación”.

Es por eso que es común encontrarse en las oficinas del organismo a personas que asisten exclusivamente a “echarle un ojo” a sus requerimientos.

Un rosario de dificultades

Una funcionaria del organismo, quien no quiso ser identificada, comentó que hasta el pasado viernes el orden de análisis iba por las solicitudes recibas hasta el 22 de mayo. Aseguró además que el Banco Central de Venezuela está liquidando las divisas “de a gotas”. Dijo que son precisamente los estudiantes a los que menos se les asignan divisas.

Algunas declaraciones de funcionarios del Gobierno han introducido la idea de “prioridad” según el tipo de actividad académica como factor determinante a la hora de asignar las divisas, sin embargo la decisión no ha sido ratificada y hasta ahora quienes esperan la aprobación se guían tan solo por los mitos.

El presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico, Ricardo Sanguino, ha sido uno de los que ha hecho esa advertencia. En febrero de este año dijo: “Hay muchos jóvenes que dicen que harán un curso de inglés en Trinidad. No es lo mismo hacer eso, a un estudiante que diga que va a hacer un posgrado en Física Cuántica. Hay una prioridad allí”.

Pero la “prioridad” tanto en la antigua Cadivi como en el Cencoex no es nueva. En abril de 2012, la Resolución N.3147 del Ministerio de Educación Superior delimitó las áreas de formación académica prioritarias para el Estado venezolano que pueden ser costeadas a través de Cadivi.

Una segunda restricción vino en enero de este año, cuando el Cencoex suspendió la aprobación de divisas para estudiantes que deseen estudiar en Florida (Estados Unidos) y Panamá. Luego, en junio, el presidente del Cencoex, Alejandro Fleming, informó que Irlanda se unía también a esa lista. La decisión fue tomada tras la detección de cinco escuelas de idiomas fraudulentas en ese país.

Fleming aseguró en abril de este año, entrevistado por Últimas Noticias, que el organismo está cumpliendo con la liquidación de divisas y que las negaciones no son comunes en las solicitudes de las áreas formales, de pregrado y posgrado, pero advirtió que son recurrentes en los casos de cursos de idiomas.

Sobre ese punto, agentes de ventas de escuelas internacionales consultadas, comentaron que son pocas las aprobaciones que reciben sus clientes, sobre todo quienes desean realizar estudios de idiomas en el exterior.

“Muchos han tenido que cambiar las fechas de sus pasajes y de inicio del curso, y después de tres meses siguen esperando la aprobación”, comentó una fuente del sector.

Una de las opciones que le dan a los jóvenes y a sus padres es que realicen el pago (en dólares) de por lo menos un mes del curso por cuenta propia, pero comentan que son muy pocos los que aceptan ese método y que la mayoría termina desistiendo de estudiar en el extranjero.

Recurren al Sicad 2

Haydee González, madre de Adriana, comenta que ha hecho muchas amistades en las oficinas del Cencoex. “Hay madres que van allí a suplicar que les liquiden los dólares a sus hijos que estudian afuera porque no tienen ni para comer”.

Ese es el caso de la señora Mónica, quien tiene a su hija estudiando desde hace 4 años en Bogotá, Colombia, y está a punto de perder el último año de la carrera porque la universidad no ha recibido el pago por parte del Cencoex. “No sabes lo que he llorado con esta situación. A mi hija le dieron chance hasta el 30 de agosto para cancelar la matrícula (4 millones y medio de pesos colombianos), si no la bloquearán y perderá el año”, dijo.

Aunque recurrir a las subastas que ofrece a diario el Sicad 2 es una opción, la madre comenta que no es justo tener que hacerlo. “Es la primera vez que pasa esto; siempre le liquidaban el dinero a tiempo y sin problemas”. Señaló que desde enero de este año está viviendo ese drama.

La señora Mónica visita cada 15 días las oficinas del Cencoex desde el mes de junio para exigir una respuesta. Comenta que lo último que le dijo una funcionaria del organismo fue que se trajera a su hija a Venezuela porque no le aseguraban la liquidación inmediata de los 2200 dólares que necesita para cancelar la matrícula.

“Lo que haré ahora es viajar a Cúcuta para abrir una cuenta en un banco de allá, regresar y subastar en el Sicad 2, pero ahora hay problemas para pasar a la frontera y se me complica todo”, dijo.

El monto de la matrícula de la hija de Mónica a tasa preferencial (6,30) son 13.860 bolívares. Pero si acude a la subasta del Sicad 2, cuya tasa se pasea por los 50 bolívares, deberá pagar más de 100 mil.

Las voces (o los gritos) de los estudiantes

“Ya el avión me ha dejado dos veces”

Ana Torres ganó, como otros 35 estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, una beca para realizar un diplomado en una universidad europea en abril de este año, pero tampoco pudo viajar. En marzo entregó su carpeta al banco y solo recibió un correo del Cencoex tres días después de la fecha de partida. Le informaban que su solicitud había sido negada por incumplir los lapsos de gestión.

En esa oportunidad, comenta Ana, solo a tres de los quince que viajarían le aprobaron la solicitud: “uno de ellos es familiar de un funcionario de alto cargo en el gobierno. Con su ayuda logró que le aprobaran a él y a sus amigos”. Sin embargo, a pesar de tener la aprobación no pudieron viajar porque el resto (sus otros doce compañeros) no obtuvieron las divisas.

“Después de eso se iniciaron las gestiones para ver si teníamos chance de hacer el curso en otra época del año. La universidad nos dio la oportunidad de hacerlo en verano, por lo que hicimos nuevas solicitudes y tomamos nuestras previsiones, considerando el motivo de rechazo de la última vez”, explica la estudiante.

El 30 de julio debió haber tomado nuevamente el avión, pero esta vez tampoco lo hizo porque incluso hasta la fecha no ha recibido ninguna notificación del Cencoex que le apruebe o rechace la solicitud. La estudiante se siente desesperanzada. No cree que la universidad europea les permita realizar el diplomado tras haber fallado dos veces con el pago. Pero aún espera el correo.

“Me negaron las divisas y mi carrera está en la lista de áreas prioritarias”

José estudia en la Universidad Simón Bolívar. Él y otros 15 jóvenes tienen planeado viajar a Francia como parte de un convenio bilateral firmado por la USB y el INSA, en Lyon, para cursar materias de pregrado de Ingeniería de Producción durante un año. En julio introdujo ante su operador cambiario la solicitud de divisas, pero tres semanas después recibió un correo que le notificaba la negación de su requerimiento.

“Para el otorgamiento de la Autorización de Adquisición de Divisas a que se refiere la presente providencia, la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI) valorará la disponibilidad de divisas establecida por el Banco Central de Venezuela y al ajuste a los lineamientos establecidos por el Ejecutivo Nacional”, explicaba el correo electrónico mostrado por José con cierta impaciencia.

El siguiente paso, comenta el joven, es introducir un recurso de reconsideración, tal y como se lo explicó un funcionario del organismo, pero dice sentirse desesperanzado de recibir una respuesta diferente.

“Tengo una amiga de la universidad que va en el mismo programa de intercambio a otra universidad en el exterior y se la negaron por la misma razón que a mí. Son varios los estudiantes de la USB que participan en el programa de intercambio de pregrado. Varios han hecho ya sus solicitudes, pero aún no sé de nadie a quien se la hayan aprobado”.

José habría tomado el avión hace una semana y ahora estaría el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas, en Lyon, la tercera ciudad más poblada de Francia. Pero la lotería de divisas no estuvo a su favor. “Me molesta la vaga respuesta de Cadivi, y más aún porque lo que vamos a hacer nosotros no es un curso de inglés, nuestras carreras están en la lista de áreas prioritarias de formación y además es sólo un año, no nos vamos a quedar viviendo allá”, reclama.

“Me cansé de esperar y decidí viajar como turista”

Raúl Ledezma tenía pensado estudiar inglés en Canadá por seis meses. En febrero comenzó el riguroso papeleo: solicitar las cartas de aceptación de la escuela, traducirlas a español, solicitar la constancia de residencia, entre otros de los tantos requisitos exigidos por el Cencoex para realizar la solicitud de las divisas.

Faltando dos semanas para la fecha de partida declinó la solicitud tras haber esperado por dos meses y medio el correo de aprobación y liquidación. “Me cansé de esperar, y lo que oía era que no estaban aprobando dólares para estudiantes. Si esperaba hasta el final iba a perder el pasaje, por eso decidí viajar a Canadá como turista”, comenta el joven.

Tras desistir de estudiar inglés en el exterior, realizó la solicitud de divisas para uso de tarjeta de crédito y efectivo para viajeros. “En menos de cinco días ya tenía el cupo aprobado”, asegura.

Comenta que perdió parte del dinero que había invertido para realizar su curso, porque la empresa no devuelve el monto de inscripción y depósito realizados al principio del proceso. Sin embargo, dice estar tranquilo porque cree que más iba a perder si el avión lo dejaba por no haber recibido la aprobación a tiempo.