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jueves, 23 de mayo de 2013

La entrevista y sus cosas según Jorge Halperín

Una de mis guías (entiéndase libros que me obligan a leer en la Universidad) trata sobre la entrevista como género periodístico. La obra lleva por nombre La entrevista periodística: intimidades de la conversación pública (1995) y su autor es Jorge Halperín, periodista y ¡de Argentina! En 147 páginas ofrece detalles sobre el género estelar del periodismo y aprovecha la ocasión para colar parte de las entrevistas que ha realizado, mediante las cuales permite ejemplificar, lo que yo llamo algunas nociones básicas del buen entrevistador. Aquí las presento:

“La entrevista es una nota que trae la vibración de un personaje, su respiración, sus puntos de vista y su naturaleza”. 

“La entrevista es la más pública de las conversaciones privadas”.

“La entrevista periodística es un intercambio entre dos personas físicas y unas cuantas instituciones que condicionan subjetivamente la conversación”

“Una buena entrevista es el resultado de haber conseguido un delicado equilibrio para acercarnos lo suficiente al sujeto, guardando, al mismo tiempo, las distancias”

“La entrevista es el arte del vínculo” 

“El periodista es dueño de un poder social por delegación frente al cual el poder del entrevistado, por muy grande que sea, encuentra su barrera”

 “Es preciso que todo nazca de la espontaneidad”

“El clima del encuentro es el cimiento de una buena entrevista”

“Me interesa transmitir un sentido de cómo es la persona en realidad, profundamente en su interior, en lo bueno, en lo enfermo, en sus verrugas y en todo. Esto constituye la responsabilidad de ser riguroso”

Tips para ser un buen entrevistador según varios autores

“Haga las preguntas que su mamá le pidió no hacer nunca” Bárbara Welters. 

“No interrumpa al entrevistado a menos que la casa se esté incendiando”.Halperín.

“Muchas veces una pregunta trivial, pequeña, puede abrir el alma de un duro político” Halperín.

“Cuando se trate de una celebridad concéntrese en ella, no como estrella sino como ser humano” Halperín.

“Nunca entrevistes a alguien sin saber el setenta por ciento de sus respuestas” Cornelius Ryan. 

“Nunca olviden quién es la estrella de la entrevista” Charles Samuels.

“Un mandato de nuestra Biblia profesional: no interrumpir” Halperín.

“Nuestra tarea y nuestro chance de encontrar verdaderos tesoros reside en escuchar atenta y pacientemente” Halperín.

“Es cien veces preferible un periodista que tiene ideas, a alguien que permanece mudo no por el impacto de lo que escucha sino por la indiferencia”. Halperín.

“¿El saber y callar nos convierte en cómplices? No, si estamos en la dirección correcta” Halperín. 

“No estamos en un medio para complacer a la gente que transita por los espacios públicos, tampoco para hacerles la vida imposible” Halperín.

“La entrevista es como un teatro al revés: es una obra que primero se actúa y luego se escribe” Halperín.

“Entrevistar es menos una técnica que un instinto” Brandy.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Mercado negro en el barrio

La voz se regó por todo el barrio. Las ventanas se abrían de par en par.  Sobresalían señoras exaltadas, emocionadas, preocupadas. Una foto en blanco y negro relataría mucho mejor esta escena. “¡¡Apúrense!!”, gritaba una mujer mientras erguida en la puerta de su casa, con una mano en la cintura, contaba una a una las cabezas de sus doce muchachos. 

La vecina ya había tomado camino, cual gallina, arriando a sus ocho carajitos. Los pies eran un solo ruido: ¡¡tas tas!! Todos iban encaminados a la bodega de doña Carmen, donde supuestamente había llegado azúcar, harina sin marca y papel tualé ordinario. 

Las colas eran apoteósicas, delirantes, fuera de lo común. Solo una reja oxidada dividía a los compradores impulsivos, hambrientos y emocionados, de los nietos de doña Carmen, quienes de uno a uno, escasamente, pasaban los alimentos por las rendijas. 

“¡Dijimo’ que se está vendiendo un paquete por cabeza!”, se escuchó el inmenso gañote de uno de ellos. Los gritos en la cola eran inentendibles. Era un cuchucheo sin vocales, sin palabras; era una gritadera ilógica, quejosa, fastidiosa.

 Los  muchachitos se sentaron en la mugre verde de la acera, que en contraste con sus ropitas curtidas, hacían una combinación de ocres, verdes pálidos y marrones degradados.

Los que salían de la cola iban felices y airosos con un paquete de harina entre el antebrazo y el abdomen. La lucha en esta vendimia era para conocer quién tenía más niños, lo que significaba al mismo tiempo, quién compraba más productos. Entre una vecina y la otra, las diferencias estaban contadas: una compró quince rollos de papel tualé y la otra solo trece.

“¡Se acabó lo que se daba, mi gente!”. La cara de los compradores fue un camaleón con espinas. Unos se quedaron reclamando y otros, dieron la vuelta y se fueron en fila a sus casas, sin papel, sin harina ni azúcar.

De regreso, en cada esquina había un cartel: “Se vende harina barata 30 bs c/u”. Más allá, sacaron una mesa e hicieron un castillo con rollos de papel tualé: 15 bs. c/u. Se activó el mercado negro. Había papel en todas las casas. La gente comía todas las noches arepa, bollos y torrejas. Lo que sí había quedado en los bolsillos de los especuladores, eran las cuatro lochas de los vecinos que de tanto comer, sólo les quedaba el cartón del papel tualé guindando de la poceta.
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miércoles, 15 de mayo de 2013

Corrigiendo a un periodista


Querido periodista, futuro colega, señor de las letras y la redacción, a usted va dirigida esta carta. No develaré su nombre, ni siquiera su seudónimo; tampoco diré en qué publicación me baso para hacerle estas humildes correcciones. Sólo sé que usted, señor periodista, falló en la publicación del día domingo 28 de abril de 2013, que publica un importante medio impreso del país para el que usted trabaja.

La academia, al menos en la que me estoy formando como periodista, siempre está recordando los deberes y derechos del que ejerce esta profesión. El Código de Ética del periodista venezolano se nos es lanzado a nuestra cara, no de manera literal, cuando incurrimos en cosas que están en contra de la profesión. Sé que es de su conocimiento el artículo 4 de dicho reglamento: “ningún hecho deberá ser falseado”, ¿recuerda? Empecemos por ahí, por la reflexión a la que debería someterse. 

La idea de escribir en un periódico, según entiendo, no es llenar de caracteres una página completa del diario. No se acepta escribir para salir del paso porque, recuerde, “el periodista tiene la verdad como norma irrenunciable”. Así lo reza el mismo artículo. Entonces me pregunto, ¿cómo puede escribir sobre un hecho concreto sin conocer bien sobre el mismo? A mi mente vienen pizcas: seguro su fuente no fue la más correcta.

¡Y sí!, yo sé que el artículo 18 del Código de ética habla sobre la no revelación de la fuente cuando esta lo pide. Pero también sé que un poco más abajo, en el artículo 19, se expresa claramente que “el periodista debe verificar las informaciones que recibe y recurrir a las fuentes idóneas que le permitan la información de manera veraz”. Estoy casi seguro que usted no hizo lo anterior. De haber sido así, no hubiese escrito lo que escribió. Es que comerse un cocosette y a la vez escuchar por teléfono el testimonio de una persona no es lo más correcto, porque mientras la boca mastica, el cerebro no trabaja bien. Mucho menos el cerebro de un periodista.

Finalmente, hay que prestarle atención a la puntuación, al uso debido de las comillas, a los signos de exclamación pero sobre todo a la coherencia de lo que se escribe, mucho más aun cuando se escribe en el género que usted lo hizo. 

Mis humildes, pero creo que beneficiosas correcciones, harán que usted, estimado futuro colega, siga cosechando éxito. Espero que al leer esto se identifique claramente y si no, que la tinta siga rodando sobre el papel. 

Adjunto el Código de ética del periodista venezolano, aprobado en la VII Convención Nacional del CNP celebrada en la ciudad de Mérida en junio de 1988 y modificado parcialmente en el XXIX Secretariado del CNP efectuado en San Carlos el 13 y 14 de junio de 1997.